Se reparten en doce bloques semejantes a lo largo de una pendiente constante y con un trazado ligeramente curvo y variable. El zócalo con jardineras a la calle cumple con la condición urbanística de semisótano para los accesos y de garaje compartido por cada pareja de edificios. 

Con una ladera por detrás y con la fachada principal hacia el sureste, los edificios manifiestan un tratamiento diferente en estas dos orientaciones. Cosa que responde también a la distribución interior y a la presencia de las terrazas, cuya estructura se convierte en el tema principal de composición, mediante el sucesivo escalonamiento de la retícula. Tras estos vuelos, la construcción se reviste de tableros de tonalidades oscuras doblando hasta las fachadas laterales. 

La terrazas alcanzan dimensiones mayores en el dúplex de las últimas plantas llegando a ser lugares de estancia exteriores, principalmente en los ángulos abiertos de las esquinas. En estas viviendas superiores es el lugar donde se orientan diagonalmente las cocinas y donde se abren los salones pasantes.