Es la mitad de una manzana frente al río Urumea en Riberas de Loiola, dentro de una nueva ordenación que se extiende entre meandros del río. El aprovechamiento o la superficie construida está de partida muy ajustado a las alineaciones de fachada y obliga a llenar la planta dentro de esos límites.

No obstante el objetivo se centra en aprovechar la relación con el río, y con el parque que se encuentra tras él, mediante una terraza continua. Este espacio se plantea como un exterior a disfrutar y en el que se obtiene cierta privacidad con tramos calados de madera. Así se dibujan claramente los vuelos de las losas incluyendo las retranqueadas de los dos áticos, en un contraste con el azul de los cerramientos y de las carpinterías.

Otra solución distinta es la del patio de manzana, con ladrillo y grandes huecos en retícula para compensar la carencia de terrazas en las fachadas interiores.